24 feb 2009

MATERIAL PARA CUARESMA 2009


Aunque la llamada a la conversión, a cambiar en la propia vida y en la sociedad todo lo que no tiene que ver con lo bueno, lo bello y lo verdadero tiene que ser una constante en la vida de todo cristiano, la Iglesia propone el tiempo de Cuaresma como un tiempo especial de conversión. Se puede decir de manera particular en estos cuarenta días: es tiempo de cambiar.
Éste es el estribillo precisamente de una de las últimas canciones de Juanes, con una letra que contiene un mensaje que invita a recapacitar, a que los hermanos no se peleen o a cambiar "el odio por amor". Puede ser un buen modo de empezar a hablar de la realidad profunda que encierra el tiempo cuaresmal.
En
YouTube hemos encontrado este vídeo elaborado a partir de esta canción.



Odio por amor
Trabajamos como dos locomotoras a todo vapory olvidamos que el amores más fuerte que el dolorque envenena la razón.
Somos víctimas asíde nuestra propia tonta creacióny olvidamos que el amores más fuerte que el dolorde una llaga en tu interior.
Dos hermanos ya no se deben peleares momento de recapacitares tiempo de cambiarit’s time to changees tiempo de cambiarit’s time to changees tiempo de saber pedir perdónes tiempo de cambiaren la mente de todosel odio por amor.
It’s time to change…
Si te pones a pensarla libertad no tiene propiedadquiero estar contigo amor,quiero estar contigo amor,quiero estar contigo amor…
Si aprendemos a escucharquizás podamos juntos caminarde la mano hasta el finalyo aquí y tu alláde la mano hasta el final.
Dos hermanos ya no se deben peleares momento de recapacitares tiempo de cambiarit’s time to changees tiempo de cambiarit’s time to changees tiempo de saber pedir perdónes tiempo de cambiaren la mente de todosel odio por amor.
It’s time to changees tiempo de cambiarit’s time to changeel odio por amorit’s time to changees tiempo de cambiaren la mente de todosel odio por amor.
it’s time to change…
Juanes

22 feb 2009

HOMILIA DEL DOMINGO 22 de Febrero 2009.



LA GRAN MEDITACIÓN APORTACIÓN DEL PADRE CARMELO HERNÁNDEZ DESDE TENERIFE ESPAÑA


Is. 43, 18-19.21-22.24-25;
Sal. 40;
2Cor. 1, 18-22;
Mc. 2, 1-12
‘Nunca hemos visto una cosa igual…’ decían las gentes de Cafarnaún. La Buena Noticia de lo que Jesús decía y hacía corría de boca en boca y ‘cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún y se supo que estaba en casa, acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta’.
Algo nuevo estaba sucediendo, como decía el profeta. ‘Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?...’ Y en verdad era algo nunca visto. Jesús no sólo sana, sino que salva; no sólo cura, sino que perdona. Distintas eran las reacciones. Pero allí estaba Jesús y era una Buena Noticia su presencia, su vida, su Palabra, la gracia que derramaba, el perdón que ofrecía, la salvación que llegaba.
Vayámonos fijando en los detalles del Evangelio que hemos escuchado. La gente se agolpaba a la puerta de la casa y ‘Jesús les proponía la Palabra’. ‘Llegaron cuatro llevando un paralítico…’ y pronto se encontraron con la dificultad para poder llevarlo ante Jesús. Un paralítico en sus angarillas. La gente que no quiere dar paso porque todos querían estar cerca para escuchar. Luego será la desconfianza de algunos que aunque están allí cerca de Jesús están con recelo mirando lo que sucede e interpretando lo que Jesús hace.
Ya podemos descubrir la solidaridad de quienes conducen a aquel pobre hombre discapacitado. Y el amor toma iniciativas valientes y arriesgadas. Es lo propio del amor que no se duerme. Es el arrojo de una fe grande nacida del amor solidario. ‘Como no podían meterlo por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico’.
Jesús se admira de la fe de aquellos hombres y cuando todos pensaban que lo que iba a hacer Jesús era curarlo para que pudiera marchar restablecido, lo único que dice es ‘hijo, tus pecados quedan perdonados’. Y allí está la reacción de los que miraban recelosos a Jesús. ‘Unos letrados que estaban allí sentados pensaron para sus adentros: ¿Por qué habla así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios?’
‘Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?’ Allí estaba la salvación y el perdón. Allí estaba quien era nuestro Salvador y que venía a derramar su Sangre para el perdón de los pecados. ¿Era difícil de entender? ¿Harían falta ojos de ver para ver? ¿Habría que pedir más señales a Jesús para descubrir todo lo que El venía a hacer por nosotros? Un día esas señales serán claras. Ahora quedaba solamente el obsequio de la fe. ‘Para que veáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados… le dijo al paralítico; Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa’.
Lo que hizo Jesús entonces lo sigue haciendo ahora con nosotros. No nos quedemos en lo antiguo, como nos decía el profeta. Tenemos que ver lo nuevo que está brotando ahora en nosotros, en la Iglesia, en el mundo. Y tenemos que comenzar por reconocer nuestras parálisis y discapacidades. Las que tenemos en el alma, en nuestro espíritu. ¡Cuántas cosas nos paralizan también! Habrá que pensarlo y analizarlo. Pero siempre habrá a nuestro lado hombres solidarios como aquellos que llevaron el paralítico hasta Jesús, que también quieran ayudarnos a que nosotros lleguemos también hasta Jesús.
También hay obstáculos y dificultades, es cierto. Como entonces, quizá algunas veces se creen barreras en torno a Jesús, a la Iglesia, a lo sagrado que quieran impedir que se pueda llegar hasta Jesús. Habrá también quienes no entiendan que nosotros acudamos a Dios, que tengamos fe, que pongamos nuestra confianza en el Señor, que vivamos unas actitudes y unos actos de índole religiosa. Bien conocemos campañas de ateismo que de una forma u otra quieran minimizar el hecho religioso en nuestra sociedad o quieran reducirlo simplemente al ámbito de lo privado.
Pero nosotros tenemos que seguir queriendo vivir nuestra fe, proclamarla con total valentía frente a los embates paganos de nuestro mundo. Tenemos que saber saltar todas las barreras que quieran interponerse porque queremos llegar hasta Jesús porque en El sabemos que está nuestra salvación y nuestra vida.
Jesús sigue ofreciéndonos su perdón y su salvación. A nosotros y a nuestro mundo, a todos los hombres. El perdón que Jesús nos ofrece libera al hombre en sus raíces más profundas. La curación que libera de ataduras al paralítico nos está hablando del sentido profundo de la salvación. Jesús nos libera del pecado que nos esclaviza y nos pone a caminar un camino nuevo de vida. Nos hace un hombre nuevo perdonado y liberado; un hombre nuevo que se deja conducir por la gracia y por el Espíritu; un hombre nuevo abierto a la solidaridad y al amor.
Ahora cuando nos sentimos así liberados por Jesús con su salvación, tendremos que ser nosotros los que traigamos a ese mundo paralizado por el pecado y por tanto mal hasta Jesús para que también Jesús lo libere y lo salve. El quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. ¿Qué barreras tendremos que saltar? ¿Qué techos que romper para que la gracia y el perdón de Jesús lleguen a todos? Aquí nosotros, como aquellos hombres del evangelio, tendremos que tener la iniciativa, el arrojo y valentía de la fe y del amor para buscar esos caminos, para buscar esa forma de que la Buena Noticia de Jesús pueda llegar todos y todos puedan alcanzar un día la salvación.
A nosotros Jesús también nos dice: ‘Levántate, coge tu camilla y vuelve a casa…’ vuelve a tu mundo, a los tuyos, a esa sociedad que te rodea y llévale la Buena Noticia de la salvación que tú has recibido. Recordemos que siempre que salimos de escuchar la Palabra y de celebrar la Eucaristía vamos enviados al mundo para hacer el anuncio del Evangelio de salvación de Jesús.

14 feb 2009

HOMILIA DEL DOMINGO 15 DE FEBRERO 2009.



Lev. 13, 1-2.44-46;Sal. 31;1Cor. 10, 31-11, 1;Mc. 1, 40-45

GENTILEZA DEL PADRE CARMELO HERNÁNDEZ DESDE ESPAÑA



Lo primero que se me ocurre decir tras escuchar este evangelio es que Jesús viene rompiendo moldes porque lo que quiere es darnos una nueva vida. Y es que tenemos que decir que también para los leprosos era la Buena Noticia de Jesús. Una Buena Noticia que les ofrecía algo nuevo y distinto. Los pobres son evangelizados, a los pobres se les anuncia una Buena Noticia, proclamaba Jesús al inicio de su vida pública en la Sinagoga de Nazaret.Los gestos de Jesús que hoy contemplamos en el Evangelio, dejando que el leproso se acerque hasta El e incluso tocándole directamente con su mano, vienen a expresar toda ese rompimiento de moldes que decíamos y lo nuevo que Jesús quiere realizar. La lectura del levítico nos ha explicado perfectamente lo que eran las costumbres o la forma en que eran tratados los leprosos. Se les consideraba seres impuros y habían de vivir aislados del resto de la comunidad apartándose de todos. Pero en el hecho del evangelio de hoy todo eso se cae por tierra cuando ‘se acercó a Jesús un leproso suplicándole de rodillas’. Pero aún más cuando Jesús, ‘sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó…’La situación del leproso es una buena imagen de lo que significa para todos la Buena Noticia de Jesús. Y la Buena Noticia de Jesús no es una palabra que se lleva el viento sino que era Palabra encarnada en la vida del hombre; Palabra transformadora que nos pone en un nuevo camino; Palabra que anuncia vida y que da vida; Palabra que sana y que salva; Palabra creadora de un hombre nuevo. Y es que la presencia de Jesús va transformando la vida y los corazones.El leproso, como decíamos, por sí mismo, por su enfermedad, era considerado impuro y se le impedía vivir en medio de la comunidad, pero al sentirse limpio por Jesús y reintegrado de nuevo a la vida de la comunidad, y es, en consecuencia, una buena imagen del hombre que necesita ser redimido y salvado. Esa transformación que se produce desde su encuentro con Jesús nos está hablando de esa transformación que también se produce en nosotros cuando nos encontramos con Cristo en nuestra vida.Pero ¿de qué lepra querrá limpiarnos hoy Jesús? ¿qué lepras pueden seguir habiendo los discípulos de Jesús?, o ¿de qué lepras tendremos que limpiar al mundo que nos rodea?Es fácil responder que del pecado. Por supuesto que Cristo viene a limpiarnos del pecado que para eso ha derramado su sangre por nosotros. Siempre el pecado produce ruptura no sólo con Dios sino también con nuestros hermanos, con la Iglesia y por eso el sacramento que nos da el perdón de los pecados lo llamamos sacramento de la reconciliación, porque es reencuentro con el Señor pero reencuentro también con los hermanos, con la comunidad, con la iglesia.Pero creo que tenemos ver esa realidad de pecado de una forma concreta en nuestra vida o en nuestro mundo. Por ejemplo, si decíamos que la lepra discriminaba al leproso produciendo una separación o un rompimiento con los demás, tendríamos que preguntarnos ¿qué cosas hay en nosotros, en nuestra vida que nos separan o nos distancian de los otros?, o ¿en cuántas cosas nosotros podemos ser causa de separación o distanciamiento que se tengan hacia los demás?Muchas veces con nuestras actitudes ponemos barreras y distancias en nuestra relación y trato con los otros y algunas veces casi no nos damos cuenta. Por ahí anda metido en muchas ocasiones nuestro orgullo que nos hace creernos en una postura superior. Puede ser muchas veces la indiferencia que mostramos hacia los otros. Hacemos discriminación entre quien nos cae bien y quien no nos es tan agradable, entre quien piensa como nosotros o tiene opiniones distintas y esto en muchos aspectos de la vida. O también nos puede suceder que nos aislamos nosotros quizá desde nuestros complejos de inferioridad encerrándonos en nosotros mismos.Jesús, que es el Señor, el Hijo de Dios hecho hombre, lo veremos siempre con esa actitud acogedora, de compasión y de amor, de misericordia y de perdón. Cuánto nos enseña para ese estilo acogedor que hemos de tener siempre para el hermano, sea quien sea, venga de donde venga, pase por la situación que pase de enfermedad, de discapacidad o de lo que sea. Que este punto sigue siendo aún muy candente en la sociedad en la que vivimos.Vivimos, es cierto, en un mundo donde ya hay mucho intercambio de personas de unos lugares a otros, pero algunas veces puede costarnos esa acogida a los que no son como nosotros porque son de otra raza, de otra lugar o de otra religión. Surgen muchas veces brotes de racismo o xenofobia en nuestra sociedad que decimos tan globalizada. Y en eso no podemos caer nosotros los cristianos.Acudamos también nosotros hasta Jesús como el leproso del Evangelio. ‘Si quieres, puedes limpiarme’, le decimos también nosotros. También muchas cosas tendrá que Jesús que limpiarnos y perdonarnos. También queremos escuchar la Palabra de Jesús que nos dice ‘quiero, queda limpio’. Una Palabra de Jesús que nos sane, que nos dé vida, que nos transforme. Una Palabra de Jesús que nos impulse a nosotros también a ir hacia los demás para ayudar, para llevar amor y comprensión; una Palabra comprometedora que nos haga acercarnos a nuestro mundo, a ese mundo que tenemos que transformar en el nombre de Jesús poniendo amor y poniendo esperanza. --Publicado por Carmelo Hernández González para la semilla de cada dia el 2/15/2009 12:00:00 AM

7 feb 2009

HOMILIA DEL DOMINGO 08 DE FEBRERO 2009.


MATERIAL GENTILEZA DEL PRESBÍTERO PADRE CARMELO HERNÁNDEZ DESDE TENERIFE ESPAÑA.


Job, 7, 1-4.6-7;
Sal. 146;
1Cor. 9. 16-19.22-23;
Mc. 1, 29-39
En este texto del evangelio que nos narra casi el inicio de la vida pública de Jesús, podemos descubrir cuál era la misión de Jesús, que es contemplar también cuál es nuestra misión y cuál la misión de la Iglesia.
¿Qué es lo que vemos hacer a Jesús? Enseña en la sinagoga – fue lo que escuchamos el pasado domingo –, cura a los enfermos y endemoniados, acoge a todos y marcha por distintos lugares para anunciar la Buena Noticia. En medio de todo eso lo veremos irse al descampado a orar a solas.
Cuando venimos nosotros aquí cada domingo a la celebración de la Eucaristía venimos al encuentro de Jesús, como hacían aquellas gentes, hoy en el evangelio de Cafarnaún y en otros momentos de otros distintos lugares. Pero podemos decir que nos dejamos encontrar por El porque realmente Jesús es el que nos llama y es Jesús quien viene a nuestro encuentro.
¿Por qué acudían todas aquellas personas a ese encuentro con Jesús, escuchándole o trayéndole a los enfermos y a todo el que padeciera de cualquier mal? La presencia de Jesús, su Palabra iba despertando la esperanza en sus corazones, no ya sólo para que les curara de sus enfermedades y dolencias, sino porque en El descubrían una Buena Noticia de Salvación. Ese era el anuncio de Jesús. Y eso venía a colmar los deseos de sus corazones en búsqueda de algo nuevo.
En Jesús encontramos también nosotros esa salud y esa salvación que El nos ofrece. Curaba a los enfermos y expulsaba los demonios, nos dice el evangelista. ‘Le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos y expulsó muchos demonios…’ Jesús es nuestro Redentor y nuestro Salvador. Nos libera del mal, nos pone en camino de vida nueva, transforma nuestro corazón. La imagen de Jesús curando a los enfermos y expulsando a los demonios está diciéndonos todo lo que El quiere realizar en nosotros al darnos su salvación.
Pero sanados y salvador por Jesús tenemos que convertirnos nosotros igualmente en servidores y en misioneros de esa Buena Nueva de Jesús. Vemos, por ejemplo, hoy en el evangelio que una vez que la suegra de Pedro ha sido curada, se ha puesto a servirles. ‘Jesús la cogió de la mano y la levantó. A ella se le pasó la fiebre y se puso a servirles…’
Pero tendríamos que preguntarnos ¿cómo es que tan pronto al caer la tarde se agolpa tanta gente a la puerta de Jesús que como dirá en otro lugar no había sitio ni para entrar? Podíamos decir sencillamente, el boca a boca. Se corrió pronto la noticia de Jesús por todas partes y en la medida en que lo iban conociendo todos querían venir hasta Jesús para estar con El, escucharle y verse libre de sus males.
Finalmente veremos que cuando los discípulos le dicen ‘todo el mundo te busca’, Jesús dirá ‘vamonos a otras partes, a las aldeas cercanas, porque allí también tengo que predicar que para eso he venido’. Son muy significativos los dos detalles. El anuncio de la Buena Noticia tiene que llegar a todos; para todos es esa esperanza de Salvación que nos ofrece Jesús.
Y hay otro detalle en el que Jesús nos enseña algo importante. De El aprendemos dónde está la fuerza que necesitamos en el camino de nuestra vida y que solo podemos encontrar en Dios. ‘Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar’. Qué importante que aprendamos eso de Jesús. Buscar a Dios en nuestra oración. Alejarnos también del barullo en que andamos metidos en la vida, para hacer ese silencio y esa soledad en nuestro corazón para encontrarnos con el Señor.
Pero a raíz de todo estoy que hemos venido reflexionando de la actividad de Jesús muchas otras reflexiones podemos hacernos en orden a la misión que nosotros también tenemos que realizar, la misión de la Iglesia.
¿Estará inquieto nuestro mundo y también deseará venir al encuentro con Jesús? ¿Inquietud, desorientación, falta de esperanza honda…? Pero ¿quién despertará esa esperanza? La pregunta sería si sabremos nosotros también traer a este mundo hasta Jesús. ¿No hará falta también que por un boca a boca o empleando los medios de los que hoy dispongamos se haga que esa Buena Noticia de Salvación llegue a ese mundo que nos rodea? Tenemos y tiene la Iglesia que saber encontrar los medios para hacer ese anuncio de salvación al mundo de hoy. ¿Sabremos en verdad despertar esa esperanza de salvación?
Claro que también tendríamos que preguntarnos si nosotros los cristianos tenemos esa inquietud de que todos encuentren esa salvación que nos ofrece Jesús. En la oración litúrgica de uno de estos días pasados pedíamos unirnos a Cristo para trabajar en la Iglesia por la salvación de todos los hombres. Pero sigo preguntándome si será esa la preocupación de todos los cristianos.
Nos hace falta una inquietud misionera. ‘¡Ay de mí si no evangelizara!’, decía hoy san Pablo en la carta a los Corintios. En este año paulino ese creo que tendría que ser uno de sus frutos. Que se despierte ese ardor misionero en la Iglesia, en todos los cristianos.

EXPRESIONES DE FE UNA VENTANA A LA EVANGELIZACIÓN DE ESTE SIGLO XXI




Escrito por auladereli 25 Enero 2009

Pedro Felipe de la Iglesia comparte con nosotros dos nuevas actividades que ha incorporado en su web, un sitio imprescindible para cualquier profesor de Religión interesado en la aplicación de las TIC. Se trata de una serie de actividades interactivas sobre San Pablo que nos servirán de manera especial en este año paulino. El enlace es el siguiente:
Tomado del Blog: